ESCUCHAR DESDE LA TOLERANCIA: EL CAMINO ES LA PARTICIPACIÓN


Por Comunicación Social publicado 2019-12-21



POR: ALEJANDRO FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ
El discurso político está desgastado. No es un secreto para nadie. Es más, no solo el discurso, sino los actores políticos, el sistema de partidos e incluso, la percepción sobre la democracia.

Los gobernantes le han quedado a deber a la ciudadanía, no se han atendido las necesidades de las personas, y si nos vamos más atrás, buscando el origen del problema, pudiéramos afirmar que en muchos casos no se les ha escuchado.

El decir que los asuntos de la comunidad deben ser atendidos en exclusivo por quien detenta el ejercicio de gobierno es un error. Ese alejamiento del servicio público de la ciudadanía, yendo más allá, de la ciudadanía organizada, es un despropósito.

Son los padres de los niños y niñas con cáncer quienes conocen de primera mano las necesidades y carencias a las que se enfrentan todos los días en los hospitales, son las familias de las personas desaparecidas las que descubren, sin que nadie se los cuente, los vacíos legales a través del laberinto burocrático por el que transitan en la búsqueda de sus seres queridos.

El no solo ignorar las necesidades de la ciudadanía, sino incluso afirmar que “me da flojera”, como el Presidente López Obrador lo hizo, respecto de la solicitud del activista por la paz, Javier Sicilia, de que pudieran reunirse para pedir el replanteamiento de la fallida estrategia de seguridad,[1] demuestra, más allá del desprecio, una visión de Estado que gobierna desde el autoritarismo, no para todos, no para quien lo cuestiona, no para quien lo critica, ciertamente, no para quien propone algo diferente.

El discurso de, si no estás conmigo, estás contra mí, el borrar la identidad de mexicanos y mexicanas, para convertirla en liberales y conservadores, fifís y chairos -por decir solo algunas expresiones que se han vuelto ya parte del vocabulario común en la conversación diaria- nos regresa más de cien años en nuestra historia.

Somos una nación solidaria que, a pesar de un entorno como el antes descrito, en el que se usa como estrategia política la división, cada vez que una tragedia nos reta, hemos encontrado la forma de unirnos y salir adelante. Basta recordar los sismos y huracanes que han provocado una organización ciudadana desinteresada, en donde no se perciben colores ni preferencias políticas, en donde vemos al que necesita ayuda como lo que es, una hermana o hermano mexicano.

Es por ello que considero pertinente preguntarnos ¿no es válido para todas y todos los que habitamos México, preocuparnos y ocuparnos de los asuntos de nuestro país? ¿No son las distintas voces, las que hablan desde diferentes perspectivas las que pueden aportar al debate público y a encontrar soluciones? ¿Es posible disentir sin ser denostado? ¿Es posible disentir sin denostar? ¿No es la tolerancia un valor de demócratas?

Al plantear estas preguntas surge irremediablemente otra, ¿cuál es el camino entonces, para solucionar los problemas que más sufren las familias en nuestro país y en nuestro Estado? Seguramente quien lee estas líneas tiene su propia respuesta a lo que planteo, en eso, creo está justo el punto al que quiero dirigirme: la participación ciudadana no solo es necesaria, es indispensable, y las y los tomadores de decisión del gobierno, en sus tres niveles y en sus tres poderes, deben escucharla.

En Acción Nacional tenemos una máxima que traduce el principio de subsidiariedad: “Tanta Sociedad como sea posible, tanto Gobierno como sea necesario». Creemos que ese es el camino para el desarrollo, no es mediante una agenda impuesta desde el poder, sino desde una agenda que surja de la Sociedad, que atienda a sus legítimas necesidades, que sepa escuchar y reunir sus diferentes voces, que privilegie el fortalecimiento de Instituciones objetivas, a su servicio, no de quien gobierna.

Ante la realidad que es posible observar, se precisa insistir en el análisis, en la crítica, en la expresión de esta, en la denuncia, en la propuesta, en la acción ciudadana organizada por la solidaridad, el respeto a la dignidad humana y la búsqueda del bien común.

Uno de los grandes ideólogos del PAN, Adolfo Christlieb Ibarrola lo expresó de tal manera, que tal pareciera que lo escribió frente a este tiempo:
«En Acción Nacional concebimos la actividad política como una posibilidad de diálogo entre mexicanos de buena voluntad, que mediante el cotejo de opiniones diversas puedan hacer frente a los problemas de la patria.

Sobre el supuesto del respeto a los derechos de la persona humana y sobre la base de que gobernar no es imponer el criterio de quienes ejercen el poder, sino lograr la participación del mayor número de personas en las responsabilidades del bien común es factible ese necesario acotamiento de acuerdos para la tarea de todos y de divergencias para el diálogo, que Acción Nacional señala como semillas de unidad. Este diálogo, este cotejo de opiniones, acepta la controversia, la discrepancia, la oposición y la pasión por las ideas y solo excluye el prejuicio y el rencor contra los hombres»[2].

Desde el espacio en el que hemos decidido aportar, recordemos siempre que la tolerancia es virtud de demócratas, que el servicio público requiere sociedad, que la sociedad requiere participar, que el gobierno debe escuchar.

[1] Excélsior, México, D.F., 3 de julio de 1969. En: Escritos Periodísticos, pp. 650 y 652
[2 Alberto Morales, A. C. (19 de 11 de 2019). El Universal. Recuperado el 20 de 11 de 2019, de https://www.eluniversal.com.mx/nacion/de-flojera-recibir-sicilia-amlo

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Últimos artículos



EDITORIAL | TOMO 10

PorALEXANDRA DANIELA CID GONZÁLEZ publicado 2020-09-04 En

Recordar el mundo hasta antes de marzo de este año resulta extraño. De entonces a la fecha, las dudas remplazaron a las certezas y la creatividad se convirtió en una habilidad de supervivencia. La forma de relacionarnos con los demás, incluida nuestra propia familia cambió, nos adaptamos a demostrar afecto a través de la distancia, a trabajar en horarios y espacios compartidos, a encontrar nuevas formas de llevar sustento a casa.
 
México ha demostrado ser una sociedad resiliente. En medio de una de las épocas más dificiles en los últimos tiempos, que ha dejado a más de cincuenta mil familias de luto tan solo en los últimos meses, en una crisis que no solo es en materia de salud, sino económica y de seguridad, es posible ver ejemplos de personas trabajando por adaptarse al cambio y ayudar, en lo posible, a los demás.
 
Sin embargo, toda realidad tiene contrastes. Si bien el personal de salud, literalmente, está entregando la vida para luchar contra el virus que ha provocado la contingencia sanitaria, el sistema de salud tiene carencias no solo propias de vivir en una era de pandemia, sino que presenta carestías derivadas de políticas públicas sustentadas en un falso concepto de austeridad.  Silvano Vitar explica las premisas sobre las que se fundamentan las políticas de austeridad y por qué y cómo estas al final, matan.
 
Dante Carrerón por su parte analiza las consecuencias que ha traido la extinción del seguro popular y la creación del INSABI y cómo esto ha influido en la difícil situación del sistema de salud en México.
 
En el mismo sentido, Pablo López de la Fundación Nariz Roja narra las decisiones que se tomaron para que al día de hoy, niños y niñas con cáncer sigan sufriendo de la falta de medicamentos en el país. Cuenta también acerca del esfuerzo que están haciendo desde esta Asociación Civil para recaudar fondos y apoyar a los padres y madres de familia en su lucha por el abasto de medicinas para sus hijos e hijas.
 
Por su parte Cristina Guzmán nos aproxima a comprender la realidad que viven las niñas y los niños con hipoacusia, una condición en muchos sentidos invisible. Lo cual, lo hace desde una perspectiva personal al narrar el camino que ha vivido con su hija, y ahora con familias como la suya, que trabajan unidas para lograr mejores condiciones de vida y oportunidades para sus hijos.
 
Martha Navarro reflexiona sobre los cambios en nuestros tiempos y se centra especialmente en el impacto que estos han tenido en la infancia en México. Le habla a padres y madres, a maestras y maestros,  invintándoles a asumir una perspectiva de colaboración, orientada a la comprensión del otro, el cuidado y la búsqueda del bienestar común partiendo del autoconocimiento y la autoestima.
 
En otro orden de ideas, Alejandro Velázquez rememora cómo ha sido el camino hacia la ciudadanización de los organismos electorales, así como la importancia que tiene el defender su autonomía y por lo tanto, nuestra democracia.
 
Miguel Peñaflor por su parte analiza las redes sociales como medios de información alternativos y el papel que han tenido en el debilitamiento del monopolio de la información, en la transparencia y en las nuevas interacciones sociales.
 
En la sección Otras Latitudes, el Diputado argentino Álvaro Martínez identifica cómo en el transcurso de este tiempo, las instituciones democráticas en su país han sufrido distintos atropellos, producto de un enamoramiento de la cuarentena bajo la falsa dicotomía de salud o economía, la cual, nos dice, solo le es funcional a los gobernantes adictos al poder. Escenario que es posible identificar no solo en la Argentina.
 
Finalmente Camilo Arenas de Colombia, presenta un análisis de la forma en la cual están trabajando los Parlamentos Hispanoamericanos en tiempos de Covid, momento histórico que plantea nuevos desafíos en el uso de las tecnologías en las democracias modernas.
 
En este décimo tomo de Humanismo y Sociedad, buscamos presentar ejemplos sobre la aportación que se está haciendo desde la sociedad civil organizada a los grandes temas en el México de hoy, así como los cambios y embates que las instituciones democráticas están sufriendo en estos tiempos en América Latina.
 
Esperamos que todas estas reflexiones contribuyan a la tan necesaria discusión pública y permitan revalorar la aportación de la ciudadanía, así como identificar aquellos conceptos, políticas públicas, posturas y toma de decisiones que ponen en peligro las instituciones de nuestra vida democrática, para poder encontrar puntos de encuentro, hoy más necesarios que nunca.


MENSAJE DEL PRESIDENTE | TOMO 10

PorJUAN FRANCISCO AGUILAR publicado 2020-09-04 En

Al momento de escribir este mensaje, hay más de 55,000 muertes por Covid en México. Día con día se actualizan los datos oficiales en la conferencia del Subsecretario López Gatell, los Secretarios de Salud de los Estados rinden su propio informe y Google tiene un contador que actualiza la información de manera permanente. Invariablemente, los datos son diferentes.
 
Desde los gobiernos de los Estados se ha manifestado que las cifras presentadas no corresponden con las que ellos reportan, identificándose un desfase de hasta tres semanas y un sub registro de casos y fallecimientos en todo el territorio nacional.
 
La cantidad de contagios, de personas hospitalizadas -por lo tanto de camas disponibles- y de muertes se han convertido en un recuento automatizado, presente en el discurso diario de gobierno y en el de los medios de comunicación.
 
El 10 de agosto, cuando había 53,003 mexicanos muertos, el Presidente en su conferencia criticó el conteo de personas fallecidas que hacen los medios de comunicación, en el que se señala el lugar mundial que llevamos en el número de decesos, en el que se ubica a nuestro país en este tema, para al final, decir que esto es muy lamentable (el conteo, no las muertes) y explica lo que a su parecer es la razón de las críticas: “no les gusta el cambio”.
 
Esta frase resume la postura que el gobierno ha tomado al momento de asumir responsabilidades por el fracaso en la estrategia de salud frente al Covid, frente al desabasto de medicamentos para niños y niñas con cáncer, frente a los años más violentos en la historia del país, en suma, frente a todo.
 
Esa postura indolente, que no asume responsabilidades, que no muestra capacidad de escucha y de toma de decisiones para cambiar el rumbo frente al fracaso, se ha convertido en un signo característico de este gobierno.
 
Esta incapacidad para corregir es una negligencia que día a día cobra vidas.  Lo que manifiestan al minimizar el conteo en el número de personas contagiadas y fallecidas, es que ven números, no nombres. Se les olvida que cada uno de los números que tanto les molesta que se sigan incrementando es un mexicano o mexicana, que son miles de familias en duelo.
 
Desde aquí envío mis condolencias a las familias de todos y todas aquellas personas que ya no están por esta terrible tragedia que estamos viviendo. Sirva también como modesto homenaje a las y los panistas a quienes extrañaremos. A las mujeres y hombres del país que se han ido en un corto tiempo por esta enfermedad. Recordamos sus nombres, son irremplazables.

#50milFamiliasdeLuto
 
#LutoNacional