HUMANIDAD A PRUEBA, UNA VEZ MÁS


Por Comunicación Social publicado 2020-04-13



POR: CHRISTIAN ARANDA VÁSQUEZ
Secretario de Plan de Gobierno
Comité Ejecutivo Regional de Arequipa, Perú
Partido Popular Cristiano.
Fundador del Centro de Estudios para la Paz.
christianarandavasquez@gmail.com
 
En 2005, a Estados Unidos le tocó vivir uno de los cinco huracanes más destructivos de su historia: el Katrina. New Orleans, ciudad ubicada al sureste del Estado de Luisiana, quedó devastado casi en un 80%, incluyendo desde pérdidas humanas hasta daños materiales. Meses después de que el fenómeno acabara, el mundo quedaría conmocionado con testimonios que pusieron sobre la mesa nuestro sentido de humanidad en tiempos de crisis.
 
Por esos días, los juzgados norteamericanos estaban a tope por denuncias civiles entre vecinos, amigos, familiares, etc. Una serie televisiva recrearía este escenario diciendo, “Al revés. […] Así estuvo New Orleans al día siguiente del paso del Huracán Katrina. Las cosas estaban todas al revés. Esto no fue Estados Unidos aquella semana […]. Las normas y la lógica que aplicamos en la vida cotidiana desaparecieron, y todo estaba mal. Un amigo me contó que cuando por fin pudo salir de la ciudad – tres días después del huracán –, pasó junto al cadáver de un hombre tirado en una acera […]. El cadáver de un hombre medio desnudo siendo devorado por un cocodrilo. Y mi amigo no se impresionó, ni siquiera se sorprendió. Solo pensaba en huir. Esto no fue Estados Unidos de América, ni ningún otro sitio normal. Durante aquella horrenda semana los Estados Unidos de América desaparecieron. […] En un marco que era tremendo, cruel e inusual […], muchísimas personas, en aquel terrible periodo de caos y desesperación, parecieron perder la cabeza, parecieron perder su sentido innato de la humanidad”.
 
Ya sea que se trate de un huracán, un naufragio o una pandemia, cierto es que crisis de estas magnitudes suelen poner a prueba nuestra civilidad, muchas veces retornándonos a nuestro estado de naturaleza. En palabras de Hobbes, esa temeridad a la que renunciamos en virtud de sostener una convivencia pacífica, vuelve a asomar el rostro cuando nos vemos arrojados y expuestos ante la incertidumbre. El sentido de supervivencia aflora cuando sospechamos que el soberano al cual delegamos nuestra temeridad, también teme. Por ello, cuán importante es no dejar las riendas del barco a un mentecato que en su vida ha navegado en aguas turbias y volátiles.
 
El Covid-19 nos pone a prueba una vez más. Para que este virus estacional, que hoy tiene al mundo en suspenso, no arribe a los niveles de pánico de crisis pretéritas, es preciso que las voces autorizadas que conducen la nave no pierdan la consciencia de sí mismos, asuman con responsabilidad absoluta las medidas a adoptarse y ejerzan la energía que les delegamos para conminar al pueblo a ajustarse a ley. Porque un gobierno endeble, temeroso o servil a cualquier otro interés exógeno al del mismo pueblo, acabará por soltar las llaves de la casa e inevitablemente arrojará a todos a un estatus de indefensión y libre albedrío, ocasionando un caos cercano al antes descrito.
 
El caos, la ausencia de orden, puede ser evitado si las acciones se toman con aplomo y consecuencia. El estado de naturaleza será evitable siempre que el ciudadano sienta que él y su familia se hallan seguros en el aislamiento social al que están conminados. Dicho sentido de seguridad sólo será posible allí donde el gobierno de turno pueda asegurar la mediana estabilidad de todos. El desorden y la zozobra que provoca la pandemia también espera gestos y demanda responsabilidades de nosotros, los ciudadanos.
 
Así como ocurrió en 2005, hoy muchas personas, lejos de observar guarecidos, están saliendo a salvar, abastecer y proteger la salud de otros, aun a costa de su propia integridad. También es cierto que son más los ciudadanos responsables que, incluso acogiendo con molestia la restricción a sus libertades, respetan y exhortan en otros el respeto a las disposiciones que el país dicta. Finalmente, buena parte somos conscientes que saldremos de es situación, pero que ello ocurra de la mejor manera dependerá de que cada quien haga aquello que le corresponda.

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Últimos artículos



EDITORIAL | TOMO 10

PorALEXANDRA DANIELA CID GONZÁLEZ publicado 2020-09-04 En

Recordar el mundo hasta antes de marzo de este año resulta extraño. De entonces a la fecha, las dudas remplazaron a las certezas y la creatividad se convirtió en una habilidad de supervivencia. La forma de relacionarnos con los demás, incluida nuestra propia familia cambió, nos adaptamos a demostrar afecto a través de la distancia, a trabajar en horarios y espacios compartidos, a encontrar nuevas formas de llevar sustento a casa.
 
México ha demostrado ser una sociedad resiliente. En medio de una de las épocas más dificiles en los últimos tiempos, que ha dejado a más de cincuenta mil familias de luto tan solo en los últimos meses, en una crisis que no solo es en materia de salud, sino económica y de seguridad, es posible ver ejemplos de personas trabajando por adaptarse al cambio y ayudar, en lo posible, a los demás.
 
Sin embargo, toda realidad tiene contrastes. Si bien el personal de salud, literalmente, está entregando la vida para luchar contra el virus que ha provocado la contingencia sanitaria, el sistema de salud tiene carencias no solo propias de vivir en una era de pandemia, sino que presenta carestías derivadas de políticas públicas sustentadas en un falso concepto de austeridad.  Silvano Vitar explica las premisas sobre las que se fundamentan las políticas de austeridad y por qué y cómo estas al final, matan.
 
Dante Carrerón por su parte analiza las consecuencias que ha traido la extinción del seguro popular y la creación del INSABI y cómo esto ha influido en la difícil situación del sistema de salud en México.
 
En el mismo sentido, Pablo López de la Fundación Nariz Roja narra las decisiones que se tomaron para que al día de hoy, niños y niñas con cáncer sigan sufriendo de la falta de medicamentos en el país. Cuenta también acerca del esfuerzo que están haciendo desde esta Asociación Civil para recaudar fondos y apoyar a los padres y madres de familia en su lucha por el abasto de medicinas para sus hijos e hijas.
 
Por su parte Cristina Guzmán nos aproxima a comprender la realidad que viven las niñas y los niños con hipoacusia, una condición en muchos sentidos invisible. Lo cual, lo hace desde una perspectiva personal al narrar el camino que ha vivido con su hija, y ahora con familias como la suya, que trabajan unidas para lograr mejores condiciones de vida y oportunidades para sus hijos.
 
Martha Navarro reflexiona sobre los cambios en nuestros tiempos y se centra especialmente en el impacto que estos han tenido en la infancia en México. Le habla a padres y madres, a maestras y maestros,  invintándoles a asumir una perspectiva de colaboración, orientada a la comprensión del otro, el cuidado y la búsqueda del bienestar común partiendo del autoconocimiento y la autoestima.
 
En otro orden de ideas, Alejandro Velázquez rememora cómo ha sido el camino hacia la ciudadanización de los organismos electorales, así como la importancia que tiene el defender su autonomía y por lo tanto, nuestra democracia.
 
Miguel Peñaflor por su parte analiza las redes sociales como medios de información alternativos y el papel que han tenido en el debilitamiento del monopolio de la información, en la transparencia y en las nuevas interacciones sociales.
 
En la sección Otras Latitudes, el Diputado argentino Álvaro Martínez identifica cómo en el transcurso de este tiempo, las instituciones democráticas en su país han sufrido distintos atropellos, producto de un enamoramiento de la cuarentena bajo la falsa dicotomía de salud o economía, la cual, nos dice, solo le es funcional a los gobernantes adictos al poder. Escenario que es posible identificar no solo en la Argentina.
 
Finalmente Camilo Arenas de Colombia, presenta un análisis de la forma en la cual están trabajando los Parlamentos Hispanoamericanos en tiempos de Covid, momento histórico que plantea nuevos desafíos en el uso de las tecnologías en las democracias modernas.
 
En este décimo tomo de Humanismo y Sociedad, buscamos presentar ejemplos sobre la aportación que se está haciendo desde la sociedad civil organizada a los grandes temas en el México de hoy, así como los cambios y embates que las instituciones democráticas están sufriendo en estos tiempos en América Latina.
 
Esperamos que todas estas reflexiones contribuyan a la tan necesaria discusión pública y permitan revalorar la aportación de la ciudadanía, así como identificar aquellos conceptos, políticas públicas, posturas y toma de decisiones que ponen en peligro las instituciones de nuestra vida democrática, para poder encontrar puntos de encuentro, hoy más necesarios que nunca.


MENSAJE DEL PRESIDENTE | TOMO 10

PorJUAN FRANCISCO AGUILAR publicado 2020-09-04 En

Al momento de escribir este mensaje, hay más de 55,000 muertes por Covid en México. Día con día se actualizan los datos oficiales en la conferencia del Subsecretario López Gatell, los Secretarios de Salud de los Estados rinden su propio informe y Google tiene un contador que actualiza la información de manera permanente. Invariablemente, los datos son diferentes.
 
Desde los gobiernos de los Estados se ha manifestado que las cifras presentadas no corresponden con las que ellos reportan, identificándose un desfase de hasta tres semanas y un sub registro de casos y fallecimientos en todo el territorio nacional.
 
La cantidad de contagios, de personas hospitalizadas -por lo tanto de camas disponibles- y de muertes se han convertido en un recuento automatizado, presente en el discurso diario de gobierno y en el de los medios de comunicación.
 
El 10 de agosto, cuando había 53,003 mexicanos muertos, el Presidente en su conferencia criticó el conteo de personas fallecidas que hacen los medios de comunicación, en el que se señala el lugar mundial que llevamos en el número de decesos, en el que se ubica a nuestro país en este tema, para al final, decir que esto es muy lamentable (el conteo, no las muertes) y explica lo que a su parecer es la razón de las críticas: “no les gusta el cambio”.
 
Esta frase resume la postura que el gobierno ha tomado al momento de asumir responsabilidades por el fracaso en la estrategia de salud frente al Covid, frente al desabasto de medicamentos para niños y niñas con cáncer, frente a los años más violentos en la historia del país, en suma, frente a todo.
 
Esa postura indolente, que no asume responsabilidades, que no muestra capacidad de escucha y de toma de decisiones para cambiar el rumbo frente al fracaso, se ha convertido en un signo característico de este gobierno.
 
Esta incapacidad para corregir es una negligencia que día a día cobra vidas.  Lo que manifiestan al minimizar el conteo en el número de personas contagiadas y fallecidas, es que ven números, no nombres. Se les olvida que cada uno de los números que tanto les molesta que se sigan incrementando es un mexicano o mexicana, que son miles de familias en duelo.
 
Desde aquí envío mis condolencias a las familias de todos y todas aquellas personas que ya no están por esta terrible tragedia que estamos viviendo. Sirva también como modesto homenaje a las y los panistas a quienes extrañaremos. A las mujeres y hombres del país que se han ido en un corto tiempo por esta enfermedad. Recordamos sus nombres, son irremplazables.

#50milFamiliasdeLuto
 
#LutoNacional