“UNA CUALIDAD DE LA JUSTICIA ES HACERLA PRONTO Y SIN DILACIONES; HACERLA ESPERAR ES INJUSTICIA”


Por Comunicación Social publicado 2019-06-24



POR LIDIA ARGÜELLO ACOSTA
La inseguridad pública que el día de hoy padecemos, es multifactorial, debido en primera instancia, a la falta de valores en la niñez y juventud, como consecuencia de la salida de los padres del hogar al trabajo, al tener que tratar de subsistir con el salario mínimo, dejando la educación a los abuelos, maestros, en el mejor de los casos; en segundo a la colusión de la delincuencia del fuero común con la delincuencia del crimen organizado; una parte importante también lo es, que la prevención del delito se ha dejado de atender, sin tomar en consideración que la prevención en la seguridad pública es un derecho humano, que es el medio para lograr la satisfacción de otros derechos y libertades básicas de las personas
 
Paralelamente,  a los altos niveles de violencia en nuestro país, existen también altos índices de marginación y pobreza, casi el 66 % de la población se encuentran en marginación y pobreza, es decir no tienen acceso a la educación superior, sus carencias en salud y esperanza de vida, es por ello que resulta inevitable la correlación entre delito y pobreza.
 
Según el Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidas del 2014, el 85.9 de las perso nas en prisión, un mes antes tenían trabajo de baja calidad, y con el dato casi en común no haber superado 12 años de escolaridad, es decir, estudiaron hasta la educación básica (secundaria).
 
La seguridad pública es una función exclusiva a cargo de la Federación, es decir, del Presidente de la República, a los gobernadores(estados) y alcaldes(municipios), les corresponde la prevención de los delitos.
 
La seguridad pública comparte la naturaleza de los derechos sociales pues su fin no se limita a la lucha contra la delincuen cia sino que hay que crear un ambiente propicio y adecuado para la convivencia pacífica de las personas.
 
De acuerdo con las Naciones Unidas, la prevención del delito como parte de la seguridad pública debe de aplicarse de manera efectiva con coordinación entre los distintos órdenes de gobierno donde las comunidades más pequeñas dispongan de efectivos policiacos, compaginadas con políticas sociales de inclusión, sobre todo laborales, respuestas policiacas diferenciadas, dependo de la realidad del espacio local y con la participación activa de la comunidad.
 
Así en su informe para 2016, del grupo Multidisciplinario World Justice Projet, ubica a México en el lugar 88 de 113, respecto de la vigencia del estado de derecho y en Latinoamérica lo pone en el lugar 24 de 30.
En el informe de la Comisión de Derechos Humanos en 2016, señala  que, las autoridades más señaladas como violatorias de derechos y libertades han sido la Comisión Nacional de Seguridad con 51 denuncias; la entonces PGR con 27 denuncias y la SEDENA con 18.
 
De ello, es indispensable la articulación de los modelos preventivos del delito como forma de anticiparse eficazmente a la gestación de la violencia, pero sobre todo el trabajo de colaboración entre autoridades y ciudadanos.
 
No obstante ello, y a pesar de que, la violencia se ha incrementado exponencialmente no solo en el estado sino en el país, la Presidencia de la República, responsable de la seguridad, en el Plan Nacional de Desarrollo, solo le mereció unos párrafos la exigencia de seguridad, ya que, al plasmar “Estamos aplicando ya un nuevo paradigma en materia de paz y seguridad que se plantea como prioridades:
a.)-  restarle base social a la criminalidad mediante la incorporación masiva de jóvenes al estudio y al trabajo para apartarlos de conductas antisociales;
b.)- recuperación del principio de reinserción social; fin de la “guerra contra las drogas” y adopción de una estrategia de prevención y tratamiento de adicciones;
c.)- impulso a procesos regionales de pacificación con esclarecimiento, justicia, reparación, garantía de no repetición y reconciliación nacional, y medidas contra el lavado de dinero e inteligencia policial.
 
La Estrategia Nacional de Seguridad Pública, aprobada recientemente por el Senado de la República, establece los siguientes objetivos:
  1. Erradicar la corrupción y reactivar la procuración de justicia,
2.- Garantizar empleo, educación, salud y bienestar
  1. Pleno respeto a los derechos humanos
  2. Regeneración ética de las instituciones y de la sociedad.
  3. Reformular el combate a las drogas.
  4. Emprender la construcción de la paz.
  5. Recuperación y dignificación de las cárceles.
  6. Articular la seguridad nacional, la seguridad pública y la paz.
  7. Repensar la seguridad nacional y reorientar a las Fuerzas Armadas
  8. Establecer la Guardia Nacional.
 
Si bien es cierto, son buenas intenciones que en eso quedan, si pretende el ejecutivo quitar prohibiciones en materia de seguridad pública que van desde no detenciones, la legalización de la marihuana, que abriría la puerta para la legalización de drogas sintéticas, que son las más letales en los consumidores, ello aunado a que la Guardia Nacional carece de un espectro normativo, el cual retrasara su conformación y accionar  aproximadamente en 10 años, de acuerdo a personas encargadas de la puesta en marcha
 
Concibe el Gobierno Federal que la prohibición al uso de ciertas drogas, (“La “guerra contra las drogas”) debe de traer aparejado por el  problema de salud pública hasta convertirlo en una crisis, la renuncia  del Estado a su combate, y dedicarse a mantener el control de quienes ya las padecen, mediante un seguimiento clínico y el suministro de dosis con prescripción para, en un segundo paso, ofrecerles tratamientos de desintoxicación personalizados y bajo supervisión médica, lo que aparejado puede generar en una crisis de seguridad pública, lo anterior con el argumento que la única posibilidad real de reducir los niveles de consumo de drogas, reside en levantar la prohibición de las que actualmente son ilícitas y reorientar los recursos actualmente destinados a combatir su trasiego y aplicarlos en programas –masivos, pero personalizados– de reinserción y desintoxicación. Ello debe procurarse de manera negociada, tanto en la relación bilateral con Estados Unidos como en el ámbito multilateral, en el seno de la ONU, espectro que desde mi punto de vista habría que revisar dado que renunciar el Estado al combate de las drogas por el solo hecho de darle “seguimiento personalizado” es renunciar a que el resto de los ciudadanos tengan una seguridad pública, porque al no combatir los cárteles estarán en las calles ofreciendo su “mercancía”
 
No obstante, la llamada nueva estrategia de seguridad pública de este gobierno, el índice delictivo sigue en aumento, en San Luis Potosí, en el primer cuatrimestre del año 2019, tenemos de acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), hay 16,343 denuncias; 310 homicidios, 154 homicidios dolosos; 1663 denuncias por lesiones; 8 Feminicidios; 13 secuestros; 194 violaciones; 5,127 robos; y un delito que nos manifiesta la descomposición que tenemos como sociedad, es el de violencia familiar que alcanzamos las 2,405 denuncias.
Hoy, como estado, estamos en los tres primeros lugares, de violencia, no logramos salir de los primeros cinco lugares en violación.
 
Los tres niveles de gobierno tienen como obligación coordinarse en bien de los ciudadanos, con la prevención de los delitos, ya que, aumenta la justicia por su propia mano de los ciudadanos y ello es ante el vacío de las autoridades.

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Últimos artículos



EDITORIAL | TOMO 10

PorALEXANDRA DANIELA CID GONZÁLEZ publicado 2020-09-04 En

Recordar el mundo hasta antes de marzo de este año resulta extraño. De entonces a la fecha, las dudas remplazaron a las certezas y la creatividad se convirtió en una habilidad de supervivencia. La forma de relacionarnos con los demás, incluida nuestra propia familia cambió, nos adaptamos a demostrar afecto a través de la distancia, a trabajar en horarios y espacios compartidos, a encontrar nuevas formas de llevar sustento a casa.
 
México ha demostrado ser una sociedad resiliente. En medio de una de las épocas más dificiles en los últimos tiempos, que ha dejado a más de cincuenta mil familias de luto tan solo en los últimos meses, en una crisis que no solo es en materia de salud, sino económica y de seguridad, es posible ver ejemplos de personas trabajando por adaptarse al cambio y ayudar, en lo posible, a los demás.
 
Sin embargo, toda realidad tiene contrastes. Si bien el personal de salud, literalmente, está entregando la vida para luchar contra el virus que ha provocado la contingencia sanitaria, el sistema de salud tiene carencias no solo propias de vivir en una era de pandemia, sino que presenta carestías derivadas de políticas públicas sustentadas en un falso concepto de austeridad.  Silvano Vitar explica las premisas sobre las que se fundamentan las políticas de austeridad y por qué y cómo estas al final, matan.
 
Dante Carrerón por su parte analiza las consecuencias que ha traido la extinción del seguro popular y la creación del INSABI y cómo esto ha influido en la difícil situación del sistema de salud en México.
 
En el mismo sentido, Pablo López de la Fundación Nariz Roja narra las decisiones que se tomaron para que al día de hoy, niños y niñas con cáncer sigan sufriendo de la falta de medicamentos en el país. Cuenta también acerca del esfuerzo que están haciendo desde esta Asociación Civil para recaudar fondos y apoyar a los padres y madres de familia en su lucha por el abasto de medicinas para sus hijos e hijas.
 
Por su parte Cristina Guzmán nos aproxima a comprender la realidad que viven las niñas y los niños con hipoacusia, una condición en muchos sentidos invisible. Lo cual, lo hace desde una perspectiva personal al narrar el camino que ha vivido con su hija, y ahora con familias como la suya, que trabajan unidas para lograr mejores condiciones de vida y oportunidades para sus hijos.
 
Martha Navarro reflexiona sobre los cambios en nuestros tiempos y se centra especialmente en el impacto que estos han tenido en la infancia en México. Le habla a padres y madres, a maestras y maestros,  invintándoles a asumir una perspectiva de colaboración, orientada a la comprensión del otro, el cuidado y la búsqueda del bienestar común partiendo del autoconocimiento y la autoestima.
 
En otro orden de ideas, Alejandro Velázquez rememora cómo ha sido el camino hacia la ciudadanización de los organismos electorales, así como la importancia que tiene el defender su autonomía y por lo tanto, nuestra democracia.
 
Miguel Peñaflor por su parte analiza las redes sociales como medios de información alternativos y el papel que han tenido en el debilitamiento del monopolio de la información, en la transparencia y en las nuevas interacciones sociales.
 
En la sección Otras Latitudes, el Diputado argentino Álvaro Martínez identifica cómo en el transcurso de este tiempo, las instituciones democráticas en su país han sufrido distintos atropellos, producto de un enamoramiento de la cuarentena bajo la falsa dicotomía de salud o economía, la cual, nos dice, solo le es funcional a los gobernantes adictos al poder. Escenario que es posible identificar no solo en la Argentina.
 
Finalmente Camilo Arenas de Colombia, presenta un análisis de la forma en la cual están trabajando los Parlamentos Hispanoamericanos en tiempos de Covid, momento histórico que plantea nuevos desafíos en el uso de las tecnologías en las democracias modernas.
 
En este décimo tomo de Humanismo y Sociedad, buscamos presentar ejemplos sobre la aportación que se está haciendo desde la sociedad civil organizada a los grandes temas en el México de hoy, así como los cambios y embates que las instituciones democráticas están sufriendo en estos tiempos en América Latina.
 
Esperamos que todas estas reflexiones contribuyan a la tan necesaria discusión pública y permitan revalorar la aportación de la ciudadanía, así como identificar aquellos conceptos, políticas públicas, posturas y toma de decisiones que ponen en peligro las instituciones de nuestra vida democrática, para poder encontrar puntos de encuentro, hoy más necesarios que nunca.


MENSAJE DEL PRESIDENTE | TOMO 10

PorJUAN FRANCISCO AGUILAR publicado 2020-09-04 En

Al momento de escribir este mensaje, hay más de 55,000 muertes por Covid en México. Día con día se actualizan los datos oficiales en la conferencia del Subsecretario López Gatell, los Secretarios de Salud de los Estados rinden su propio informe y Google tiene un contador que actualiza la información de manera permanente. Invariablemente, los datos son diferentes.
 
Desde los gobiernos de los Estados se ha manifestado que las cifras presentadas no corresponden con las que ellos reportan, identificándose un desfase de hasta tres semanas y un sub registro de casos y fallecimientos en todo el territorio nacional.
 
La cantidad de contagios, de personas hospitalizadas -por lo tanto de camas disponibles- y de muertes se han convertido en un recuento automatizado, presente en el discurso diario de gobierno y en el de los medios de comunicación.
 
El 10 de agosto, cuando había 53,003 mexicanos muertos, el Presidente en su conferencia criticó el conteo de personas fallecidas que hacen los medios de comunicación, en el que se señala el lugar mundial que llevamos en el número de decesos, en el que se ubica a nuestro país en este tema, para al final, decir que esto es muy lamentable (el conteo, no las muertes) y explica lo que a su parecer es la razón de las críticas: “no les gusta el cambio”.
 
Esta frase resume la postura que el gobierno ha tomado al momento de asumir responsabilidades por el fracaso en la estrategia de salud frente al Covid, frente al desabasto de medicamentos para niños y niñas con cáncer, frente a los años más violentos en la historia del país, en suma, frente a todo.
 
Esa postura indolente, que no asume responsabilidades, que no muestra capacidad de escucha y de toma de decisiones para cambiar el rumbo frente al fracaso, se ha convertido en un signo característico de este gobierno.
 
Esta incapacidad para corregir es una negligencia que día a día cobra vidas.  Lo que manifiestan al minimizar el conteo en el número de personas contagiadas y fallecidas, es que ven números, no nombres. Se les olvida que cada uno de los números que tanto les molesta que se sigan incrementando es un mexicano o mexicana, que son miles de familias en duelo.
 
Desde aquí envío mis condolencias a las familias de todos y todas aquellas personas que ya no están por esta terrible tragedia que estamos viviendo. Sirva también como modesto homenaje a las y los panistas a quienes extrañaremos. A las mujeres y hombres del país que se han ido en un corto tiempo por esta enfermedad. Recordamos sus nombres, son irremplazables.

#50milFamiliasdeLuto
 
#LutoNacional