DERECHO A LA MIGRACIÓN: UN RUMBO SIN DEFINIR…
Por Comunicación Social publicado 2019-10-29

POR NEREIDA CERVANTES FACUNDO
A partir de los años noventa se inicia, en un contexto de globalización, diversos estudios filosóficos, normativos y políticos de importantes académicos, que han abierto un debate en torno a la justicia, el reconocimiento de la diversidad cultural y los retos que presenta para una concepción universalista de los derechos humanos.
En este sentido, autores como el Dr. Rodolfo Vázquez, en su libro Teorías contemporáneas de la Justicia, ha señalado que desde el enfoque liberal igualitario, la protección y garantía de los intereses y necesidades de las personas, a través de los derechos sociales es una condición necesaria para el desarrollo y ejercicio de la autonomía y dignidad personal.
Por su parte Dworkin (filósofo y jurista Estadounidense), Amartya Sen (premio Nobel de economía y creador de los fundamentos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) y Carlos Nino (filósofo y jurista Argentino), han concluido que el acceso a bienes y recursos es una condición, aunque no suficiente, para el logro de un vida autónoma y digna.
Si analizamos fenómenos o problemas que en los últimos años han sido los lastres de nuestro continente, como el individualismo consumista, la apatía política, corrupción, violencia, ruptura de la cohesión social, entre otros, relacionados con una globalización desbordada, podemos inferir que socialmente son factores que desencadenaron la llegada de un reclamo de justicia generalizada, que pugna por la necesidad de una concepción más sensible al reconocimiento de las diferencias.
En los Estados democráticos, en que se configuran la mayoría de los países latinoamericanos incluyendo México, la constitucionalización es la instancia en la que suele diseñarse el poder de los estados nacionales, al que entre otros aspectos se le encomienda la protección de los derechos fundamentales de sus habitantes, representando obligaciones por parte de los mismos de proteger, garantizar y promocionar, dotando de mecanismos de accesibilidad a todas las personas por igual desde derechos civiles y políticos como de los derechos sociales.
Es decir, buscar ir más allá de la igualdad formal ante la ley, para entender la situación de desventaja estructural en que se encuentran grupos de personas que comparten alguna condición o cualidad, como las mujeres, los indígenas, las personas con discapacidad, los migrantes o los pobres.
Dicho esto, quiero centrar mi atención en el tema de los migrantes, el tema es complejo, puesto que el fenómeno está relacionado con múltiples aspectos económicos, sociales y de seguridad, que inciden en la vida cotidiana de las personas en un mundo más interconectado. Ahora más que nunca la migración afecta a todos los países del mundo, y no solo negativamente sino también con beneficios para los países receptores.
Es decir, si pensamos el fenómeno de la migración como un fenómeno relacionado con geopolítica, comercio o intercambios culturales, nos ofrece la oportunidad de que los Estados, las empresas o las comunidades, puedan beneficiarse enormemente de ella.
Sin embargo, los desequilibrios sociales, económicos, ambientales y en general todas aquellas condiciones que atentan contra la seguridad humana, influyen en que las personas decidan arriesgar su vida, integridad personal e incluso su dignidad humana, para buscar un futuro para ellos y sus familias.
Si analizamos las cifras en general de diferentes informes sobre flujo de migración, podemos observar cómo este fenómeno se va incrementando o reduciendo a partir de las diversas variables que interactúan, por ejemplo, en 2017 el número de migrantes alcanzó la cifra de 258 millones, frente a los 173 millones del año 2000. Sin embargo, la proporción de migrantes internacionales entre la población mundial es solo ligeramente superior a la registrada en las últimas décadas: un 3,4% en 2017, en comparación con el 2,8% del 2000 y el 2,3% de 1980. (Datos extraídos de la página del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAES).
Mientras que muchas personas escogen voluntariamente migrar, otras muchas tienen que migrar por necesidad. Aproximadamente, hay 68 millones de personas desplazadas por la fuerza, entre los que se incluyen 25 millones de refugiados, 3 millones de solicitantes de asilo y más de 40 millones de desplazados internos.
Con lo que respecta a nuestro país, el sistema migratorio México-Estados Unidos en su devenir histórico ha sido reconocido a nivel internacional, como uno de mayor tradición y dinamismo, marcado por factores como los de vecindad, tránsito y fundamentado principalmente en relaciones laborales, que lejos de haber beneficiado a México estuvieran asociados a la transnacionalización y precarización de los mercados laborales en el marco del TLCAN, destinándolo a un papel de proveedor especializado de recursos naturales y de fuerza de trabajo barata.
Los migrantes y en especial los mexicanos, a lo largo de la historia han sido parte importante de la fuerza productiva de los Estados Unidos, pasando de ser vistos como fuerza laboral barata a ser criminales.
Aunado a esto, la idea del sueño americano no solo permeó a los mexicanos sino también a los centroamericanos que cuya ruta principal va del Caribe y Centroamérica, cruzando anualmente aproximadamente más de 450,000 por México, donde deben enfrentar el riesgo de ser víctimas de estafas, explotación por grupos de narcotraficantes, robo, secuestro, extorsión, accidentes, violencia, etcétera. Si son mujeres se incrementa la posibilidad de ser víctimas de trata de personas, violencia sexual y embarazos producto de dicha violencia. En éste país son migrantes todos los extranjeros que van de paso hacia Estados Unidos, los que deciden quedarse y regularizarse, los deportados que solicitan asilo o refugio, los nacionales de expulsión y repatriados.
Escenario que ha representado más que nunca en los últimos años, un tema de preocupación y con mayores reflectores, tanto al final del gobierno de Peña Nieto como del actual sexenio, en especial a partir del ingreso de las caravanas de miles de centroamericanos a nuestro país y desencadenar el debate particularmente sobre el endurecimiento de las políticas migratorias desde la propia población así como de las medidas adoptadas por Donald Trump.
Sin embargo, más que ser un sueño para muchos representó una pesadilla, puesto que una vez que ingresan a territorio mexicano y después al estadounidense si es que lo logran, no solo inician enfrentándose a barreras en el idioma, sino a posiciones laborales y salarios bajos, aislamiento, racismo y discriminación.
Recordemos que cada persona -como alguna vez señalo una académica- tenemos alas de migrante y estamos marcados por una historia que nos determina a elegir nuestros proyectos de vida.
Así como Juan, migrante en tránsito que declaró en marzo 2015: “Mucha gente de acá, cree que salimos por gusto y que les queremos quitar sus trabajos y beneficios. Pero no, uno sale por la necesidad, porque allá de dónde uno viene [de Centroamérica], de a tiro la vida es muy difícil, no hay trabajo, hay mucha pobreza y violencia. Y si supieran lo que uno tiene que pasar, sufrir en el camino, que te asalten, que te agredan y ni siquiera sabes si vas a llegar. Nadie nos protege, es como si no existiéramos. Es duro ver que somos tantos y que muchos se quedan en el camino…”.
Luis por otro lado dice: “Los inmigrantes hacemos mucho por este país, y al mismo tiempo estamos agradecidos por la oportunidad de crecer” y Jean Philibert joven de 23 años (con varios posgrados) de la República del Congo señala que una profesora de Estados Unidos le recomendó migrar a México a pesar de los altos índices de violencia: “No hay mayor alegría que encontrase con gente (que no te conoce), pero por medio de una fraternidad universal te sientes en casa, en familia; me siento plenamente humano”. De su aporte a la sociedad mexicana señala: “Mediante mi trabajo contribuyo en la promoción y defensa del derecho a la no discriminación en México, lo cual me llena de orgullo”.
Lo anterior nos anima a reflexionar que migrar no es un delito, es un derecho contemplado en la propia Declaración Universal de Derechos humanos y en diversos instrumentos internacionales, que debe pasar del discursos y traducirse en acciones, centradas en el respeto a la dignidad humana.
A partir de la reforma en derechos humanos en 2011, nuestro país inició todo un proceso de renovación en la forma de entender y aplicar el derecho, si bien representaba un cambio positivo para dar respuesta a muchas demandas sociales, también significaba que dicho paradigma realmente iniciaría un cambio de concepción, desde el enfoque liberal, igualitario, de protección de intereses y necesidades de los individuos a uno de tipo comunitario.
Es decir ir más allá de la igualdad formal ante la ley, y que la relación entre el ideal de igualdad constitucional no se plasme solamente en normas, sino que la situación de desventaja estructural en que se encuentran grupos de personas que comparten alguna condición o cualidad, como las mujeres, los indígenas, las personas con discapacidad, los migrantes o los pobres, encuentren garantizados en este país el acceso efectivo a los derechos consagrados en la Constitución.
Si partimos del ideal de que todos los seres humanos estamos dotados de un conjunto de derechos que son reconocidos universalmente, y son inalienables e intransigibles, tendremos que reconocer el llamado ius migrandi, es decir, el derecho de migración como una extensión al de libre circulación, garantizándoles a estas personas sus libertades y oportunidades en condiciones de igualdad.
Si bien los Estados pueden conservar sus límites territoriales estos no deben constituir obstáculos para la movilidad, y el derecho de vivir y trabajar dentro de un Estado no debe depender del lado de la frontera donde hayas nacido.
Es relevante también recordar lo señalado por el filósofo Italiano Ermanno Vitale en torno a la migración y la noción de ciudadanía y fronteras, quien afirma:
“Reivindicar que el derecho a la migración debe ser un derecho de las personas, más no significa negar que los flujos migratorios deban ser regulados: significa que los flujos deben regularse con la finalidad de favorecerlos, eligiendo no impidiendo las migraciones de las personas ni mucho menos permitiendo su gestión como si se tratara de mercancías o recursos a disposición de procesos económicos, significa la posibilidad de obtener ciudadanía…”.
Por tanto no deja de ser irónico que hoy nos instalemos y celebremos un mundo globalizado en términos de desterritorialización y al mismo tiempo nos aferremos a un control excesivo de fronteras, olvido de principios de humanidad y terrible violación de derechos humanos.
¿Qué estrategias habrá que seguir ahora? Quizá sólo conseguir que este sexenio sea capaz de comprender los problemas en este tema y establecer una agenda para abordarla estructuralmente y encontrar soluciones con racionalidad normativa, con nuestras convicciones y principios normativos universales, en una suerte de equilibrio reflexivo como proponía Rawls.
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EDITORIAL | TOMO 10
PorALEXANDRA DANIELA CID GONZÁLEZ publicado 2020-09-04 En
Recordar el mundo hasta antes de marzo de este año resulta extraño. De entonces a la fecha, las dudas remplazaron a las certezas y la creatividad se convirtió en una habilidad de supervivencia. La forma de relacionarnos con los demás, incluida nuestra propia familia cambió, nos adaptamos a demostrar afecto a través de la distancia, a trabajar en horarios y espacios compartidos, a encontrar nuevas formas de llevar sustento a casa.
México ha demostrado ser una sociedad resiliente. En medio de una de las épocas más dificiles en los últimos tiempos, que ha dejado a más de cincuenta mil familias de luto tan solo en los últimos meses, en una crisis que no solo es en materia de salud, sino económica y de seguridad, es posible ver ejemplos de personas trabajando por adaptarse al cambio y ayudar, en lo posible, a los demás.
Sin embargo, toda realidad tiene contrastes. Si bien el personal de salud, literalmente, está entregando la vida para luchar contra el virus que ha provocado la contingencia sanitaria, el sistema de salud tiene carencias no solo propias de vivir en una era de pandemia, sino que presenta carestías derivadas de políticas públicas sustentadas en un falso concepto de austeridad. Silvano Vitar explica las premisas sobre las que se fundamentan las políticas de austeridad y por qué y cómo estas al final, matan.
Dante Carrerón por su parte analiza las consecuencias que ha traido la extinción del seguro popular y la creación del INSABI y cómo esto ha influido en la difícil situación del sistema de salud en México.
En el mismo sentido, Pablo López de la Fundación Nariz Roja narra las decisiones que se tomaron para que al día de hoy, niños y niñas con cáncer sigan sufriendo de la falta de medicamentos en el país. Cuenta también acerca del esfuerzo que están haciendo desde esta Asociación Civil para recaudar fondos y apoyar a los padres y madres de familia en su lucha por el abasto de medicinas para sus hijos e hijas.
Por su parte Cristina Guzmán nos aproxima a comprender la realidad que viven las niñas y los niños con hipoacusia, una condición en muchos sentidos invisible. Lo cual, lo hace desde una perspectiva personal al narrar el camino que ha vivido con su hija, y ahora con familias como la suya, que trabajan unidas para lograr mejores condiciones de vida y oportunidades para sus hijos.
Martha Navarro reflexiona sobre los cambios en nuestros tiempos y se centra especialmente en el impacto que estos han tenido en la infancia en México. Le habla a padres y madres, a maestras y maestros, invintándoles a asumir una perspectiva de colaboración, orientada a la comprensión del otro, el cuidado y la búsqueda del bienestar común partiendo del autoconocimiento y la autoestima.
En otro orden de ideas, Alejandro Velázquez rememora cómo ha sido el camino hacia la ciudadanización de los organismos electorales, así como la importancia que tiene el defender su autonomía y por lo tanto, nuestra democracia.
Miguel Peñaflor por su parte analiza las redes sociales como medios de información alternativos y el papel que han tenido en el debilitamiento del monopolio de la información, en la transparencia y en las nuevas interacciones sociales.
En la sección Otras Latitudes, el Diputado argentino Álvaro Martínez identifica cómo en el transcurso de este tiempo, las instituciones democráticas en su país han sufrido distintos atropellos, producto de un enamoramiento de la cuarentena bajo la falsa dicotomía de salud o economía, la cual, nos dice, solo le es funcional a los gobernantes adictos al poder. Escenario que es posible identificar no solo en la Argentina.
Finalmente Camilo Arenas de Colombia, presenta un análisis de la forma en la cual están trabajando los Parlamentos Hispanoamericanos en tiempos de Covid, momento histórico que plantea nuevos desafíos en el uso de las tecnologías en las democracias modernas.
En este décimo tomo de Humanismo y Sociedad, buscamos presentar ejemplos sobre la aportación que se está haciendo desde la sociedad civil organizada a los grandes temas en el México de hoy, así como los cambios y embates que las instituciones democráticas están sufriendo en estos tiempos en América Latina.
Esperamos que todas estas reflexiones contribuyan a la tan necesaria discusión pública y permitan revalorar la aportación de la ciudadanía, así como identificar aquellos conceptos, políticas públicas, posturas y toma de decisiones que ponen en peligro las instituciones de nuestra vida democrática, para poder encontrar puntos de encuentro, hoy más necesarios que nunca.

MENSAJE DEL PRESIDENTE | TOMO 10
PorJUAN FRANCISCO AGUILAR publicado 2020-09-04 En
Al momento de escribir este mensaje, hay más de 55,000 muertes por Covid en México. Día con día se actualizan los datos oficiales en la conferencia del Subsecretario López Gatell, los Secretarios de Salud de los Estados rinden su propio informe y Google tiene un contador que actualiza la información de manera permanente. Invariablemente, los datos son diferentes.
Desde los gobiernos de los Estados se ha manifestado que las cifras presentadas no corresponden con las que ellos reportan, identificándose un desfase de hasta tres semanas y un sub registro de casos y fallecimientos en todo el territorio nacional.
La cantidad de contagios, de personas hospitalizadas -por lo tanto de camas disponibles- y de muertes se han convertido en un recuento automatizado, presente en el discurso diario de gobierno y en el de los medios de comunicación.
El 10 de agosto, cuando había 53,003 mexicanos muertos, el Presidente en su conferencia criticó el conteo de personas fallecidas que hacen los medios de comunicación, en el que se señala el lugar mundial que llevamos en el número de decesos, en el que se ubica a nuestro país en este tema, para al final, decir que esto es muy lamentable (el conteo, no las muertes) y explica lo que a su parecer es la razón de las críticas: “no les gusta el cambio”.
Esta frase resume la postura que el gobierno ha tomado al momento de asumir responsabilidades por el fracaso en la estrategia de salud frente al Covid, frente al desabasto de medicamentos para niños y niñas con cáncer, frente a los años más violentos en la historia del país, en suma, frente a todo.
Esa postura indolente, que no asume responsabilidades, que no muestra capacidad de escucha y de toma de decisiones para cambiar el rumbo frente al fracaso, se ha convertido en un signo característico de este gobierno.
Esta incapacidad para corregir es una negligencia que día a día cobra vidas. Lo que manifiestan al minimizar el conteo en el número de personas contagiadas y fallecidas, es que ven números, no nombres. Se les olvida que cada uno de los números que tanto les molesta que se sigan incrementando es un mexicano o mexicana, que son miles de familias en duelo.
Desde aquí envío mis condolencias a las familias de todos y todas aquellas personas que ya no están por esta terrible tragedia que estamos viviendo. Sirva también como modesto homenaje a las y los panistas a quienes extrañaremos. A las mujeres y hombres del país que se han ido en un corto tiempo por esta enfermedad. Recordamos sus nombres, son irremplazables.
#50milFamiliasdeLuto
#LutoNacional