“LAS OBRAS QUE INSPIRAN, LA PASIÓN Y PODER DE LUCHA, EN LA VIDA DE UN POTOSINO.”


Por Comunicación Social publicado 2019-10-29



POR JUAN CARLOS MARTÍNEZ DON JUAN
El siglo XX es un retrato que como en ningún otro tiempo pudo relatar  injusticias tan aberrantes, que culminaron con la muerte de personajes que ofrecieron la ilusión de crear un mundo maravilloso. Sí, aquél en el que las mujeres pudieran votar, los niños tuvieran derechos, los hombres tuvieran salarios y trabajos dignos, pero sobre todo, aquél en el que el poder sirviera para ayudar a los ciudadanos más pobres.

La historia no ha sido generosa para algunos hombres, que han actuado con convicción de ciudadanos libres, en voz y pensamiento. El México de los años 30´s  era todavía un país desnudo y muy golpeado por la revolución mexicana, en ese contexto están los orígenes del pensamiento filosófico del gran Manuel Gómez Morín. Quién alcanzó a tener una visión del enorme problema social que representaba el autoritarismo de los gobiernos post revolucionarios que habían gobernado hasta ese momento sin ninguna sensibilidad para con los nativos de las regiones o los grupos más pobres que había dejado la revolución.

Los grupos desbandados de revolucionarios y sus familias con huérfanos, necesitaban con urgencia paz y seguridad social, y clamaban por un salvador que los reconociera como parte del pueblo. Fue entonces el momento más indicado para nuestra historia, en el que apareció en escena un pequeño grupo de libres pensadores, que soñaban con que la libertad y la  democracia, que soñaban con una igualdad que se necesitaba, pero que solo la justicia del tiempo, les daría la oportunidad a unos cuantos de verla en vida.

Rápidamente se corrió el rumor de que un grupo de  jóvenes letrados (los panistas fundadores) buscaban una realidad  que muchos consideraron utópica en aquel momento. En la ciudad de México empezaban a promover ideas consideradas escandalosas basadas en ideología de libertad de pensamiento y dignidad humana, que su lucha era con ideas y no con armas.

Ahora llegaba el turno al estado potosino, los oriundos del lugar, estaban mermados y muy dolidos por la situación nacional, no habían pasado más de diez años de una guerra encarnizada entre el gobierno y los cristeros, quienes luchaban por el libre ejercicio de sus creencias.

En ese contexto se encontraba aun la reticencia de un régimen autoritario, como diría Don Manuel Gómez Morín en su Ensayo 1915, agonizante; que no aceptaba que el país se preparaba para entrar en una nueva etapa política. Las agrupaciones que podían ofrecer eso eran escasas, tal vez solo el PAN.

Los potosinos entendían que solo había un partido tradicional, que era totalmente autoritario y cruel con aquel que manifestara una idea diferente a lo que promulgaba. Durante el transcurso del siglo, los valientes que decidieron creer en Acción Nacional vivieron tiempos difíciles, de persecución, sacrificios e incluso asesinatos a aquellos seguidores de ideas libres.

La historia no se detuvo para nadie, menos para los seguidores de la verdad. Día a día siguieron luchando, con ese trabajo que pocos ven, pero es efectivo. Sí ese que de boca en boca transmite paz e ideales, desde sus dignos recintos y hogares, dignificando ese sueño de esperanza. Al enseñar los principios de la dignidad de la persona humana, bien común, solidaridad y subsidiariedad a los miembros más cercanos a ellos y sus familias. Todo ello a sabiendas del riesgo que significaba ir contra el régimen.

México no se podía retraer de la situación mundial, con el inicio de la Segunda Guerra, la participación de Estados Unidos en ella y su solicitud de apoyo al pueblo mexicano en el campo y en el suministro de materia prima, alimentos y metales, se dio un contexto propicio para la difusión de los ideales de la política humanista.

En los años 50´s las personas eran valoradas por su palabra y sus ideas, era posible reconocer ciudadanos honorables, con convicciones y principios firmes, que por ello, encontraron afinidad con Acción Nacional.

Un cambio de paradigma estaba por ocurrir, en el año de 195 las mujeres en todo el país pudieron ejercer su voto por primera vez, fue algo que sin duda causó polémica y provocó reticencia.

La pregunta en ese momento era ¿qué sucedería después con las mujeres? El reciente reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres cambió el escenario político ya que se integraría a la lucha política a un grupo muy poderoso de posibles votantes, la mitad del padrón electoral.

Acción Nacional adelantado en su tiempo, desde su Asamblea fundacional reconoció la importancia de la participación política de las mujeres y ese mismo año instaló una organización interna que promovería el involucramiento de las mujeres en la vida política del partido, con el objeto de llegar a ser un partido sólido, abierto a aceptar todas y todos aquellos dispuestos a participar en las decisiones del país.

Es importante apuntar que se tomó como prioridad alentar la inclusión de la juventud en la vida partidista, recordando que fueron adultos jóvenes quienes fundaron el partido. El reto a finales de los años 80´s fue conformar una organización fuerte y representativa en el partido que brindara espacios de oportunidad a los jóvenes, es de esta manera que se conforma Acción Juvenil.

Comenzando así el andar de enseñanzas entre los jóvenes en todo el país, su incursión cambio de forma drástica la opinión, que se tenía de ellos, porque se integraron como personas, libres y con derechos, que opinaban, proponían y ya en algunas ocasiones participaron en las decisiones, con acertadas acciones que ayudaron a desarrollar la cultura y la educación en el país.

Un partido sin valores sustentados en la dignidad humana, será un partido destinado al fracaso, pues no está preparado para comprender las necesidades de los grupos vulnerables, de los ciudadanos. Por eso aplaudo que Acción Nacional sea el partido que despierta la conciencia política de la ciudadanía que contribuirá a la gesta del bien común, sí, el PAN, el PAN de todos, un partido de personas rebeldes, libres y conscientes, que denunciaran y combatirán las injusticias que se comenten contra los que menos tienen, aquellos a quienes les vulneran sus derechos y a la corrupción desmedida o al mal manejo de los gobiernos sean propios o ajenos.

Son ochenta años de lucha, aprendizaje y formar instituciones sólidas que den confianza. México hoy más que nunca necesita de Acción Nacional, el país sufre un problema de visión de estado el cual afecta nuestras relaciones con el mundo, pero más que nada, la relación entre nosotros como mexicanos. Sus políticas públicas con base a dadivas, promueven una revolución popular que aumentaran las necesidades y la vulnerabilidad de las personas más pobres, pero no mejoraran las condiciones de vida de millones de mexicanos, lo que aumenta la desigualdad y la falta de crecimiento, de oportunidades.

En el siglo que recién empieza, solo se podrán mantener vigentes aquellas agrupaciones políticas que consientes del rol que juegan en las necesidades del país, renueven su oferta política con una plataforma política y principios de doctrina acordes a las realidades y retos que México presenta, lo que se traduzca en más y mejores oportunidades de crecimiento, fuentes de trabajo, fortalecimiento de las instituciones educativas, de salud, seguridad y de participación ciudadana.

Los panistas estamos en un proceso de evolución y crecimiento partidario, que a diferencia de otros partidos los cuales sufren crisis verdaderas u otro partido que conjunta en sí las peores prácticas y acciones corruptas del pasado, ese partido que representa un retroceso para la vida de México, nosotros trabajamos con una fuerte base doctrinaria y en vías de la unidad, lo que nos permite ser sin duda alguna los mejores aliados de la sociedad civil, pues Acción Nacional nace de la sociedad para la sociedad.

Este septiembre será una fecha memorable, celebraremos que somos el partido más antiguo del país, el partido que ha tenido los únicos argumentos para que el pueblo mexicano siga pensando en que representamos progreso y seguridad social, que somos parte fundamental, en el desarrollo de este país, que somos parte de un pueblo que está despierto, que ya no es fácil amedrentar, festejaremos la historia de todos los panistas.

Debemos estar listos y preparados, sumando voluntades, ideas, siendo aliados de la sociedad civil organizada que necesitan aportar sus ideas para fortalecer a un estado que ha seguido en medio de la pobreza, la violencia y la corrupción.

Ser panista es una de las máximas distinciones que como ciudadanos podemos aspirar, la convicción de nuestros líderes fundadores, nos dio la certeza para saber quiénes somos y hacia donde debemos partir, porque somos sobrevivientes del sistema corrupto que gobernó más de 80 años y que hoy con Andrés Manuel López Obrador pretende volverse a perpetuar, somos historia viviente que logramos sobrevivir sin vivir de la tranza o de las practicas opresoras con las que vivieron felices aquellos traidores de la patria, pues la vida política no se resume a solo participar cada tres años en las renovaciones de ayuntamientos, diputaciones o una senaduría o gubernatura, sino la verdadera incursión está en participar activamente con ética, en el que hacer público, el asistir puntualmente a trabajar, lograr que nuestros hijos vayan a una escuela digna y adquieran los conocimientos necesarios que mejoren en un futuro su condición de vida, en no tomar las cosas que no son nuestras o en mentir y engañar al próximo, esa es la verdadera participación, al formar y en convertirnos en los ciudadanos que esta nación merece.

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Últimos artículos



EDITORIAL | TOMO 10

PorALEXANDRA DANIELA CID GONZÁLEZ publicado 2020-09-04 En

Recordar el mundo hasta antes de marzo de este año resulta extraño. De entonces a la fecha, las dudas remplazaron a las certezas y la creatividad se convirtió en una habilidad de supervivencia. La forma de relacionarnos con los demás, incluida nuestra propia familia cambió, nos adaptamos a demostrar afecto a través de la distancia, a trabajar en horarios y espacios compartidos, a encontrar nuevas formas de llevar sustento a casa.
 
México ha demostrado ser una sociedad resiliente. En medio de una de las épocas más dificiles en los últimos tiempos, que ha dejado a más de cincuenta mil familias de luto tan solo en los últimos meses, en una crisis que no solo es en materia de salud, sino económica y de seguridad, es posible ver ejemplos de personas trabajando por adaptarse al cambio y ayudar, en lo posible, a los demás.
 
Sin embargo, toda realidad tiene contrastes. Si bien el personal de salud, literalmente, está entregando la vida para luchar contra el virus que ha provocado la contingencia sanitaria, el sistema de salud tiene carencias no solo propias de vivir en una era de pandemia, sino que presenta carestías derivadas de políticas públicas sustentadas en un falso concepto de austeridad.  Silvano Vitar explica las premisas sobre las que se fundamentan las políticas de austeridad y por qué y cómo estas al final, matan.
 
Dante Carrerón por su parte analiza las consecuencias que ha traido la extinción del seguro popular y la creación del INSABI y cómo esto ha influido en la difícil situación del sistema de salud en México.
 
En el mismo sentido, Pablo López de la Fundación Nariz Roja narra las decisiones que se tomaron para que al día de hoy, niños y niñas con cáncer sigan sufriendo de la falta de medicamentos en el país. Cuenta también acerca del esfuerzo que están haciendo desde esta Asociación Civil para recaudar fondos y apoyar a los padres y madres de familia en su lucha por el abasto de medicinas para sus hijos e hijas.
 
Por su parte Cristina Guzmán nos aproxima a comprender la realidad que viven las niñas y los niños con hipoacusia, una condición en muchos sentidos invisible. Lo cual, lo hace desde una perspectiva personal al narrar el camino que ha vivido con su hija, y ahora con familias como la suya, que trabajan unidas para lograr mejores condiciones de vida y oportunidades para sus hijos.
 
Martha Navarro reflexiona sobre los cambios en nuestros tiempos y se centra especialmente en el impacto que estos han tenido en la infancia en México. Le habla a padres y madres, a maestras y maestros,  invintándoles a asumir una perspectiva de colaboración, orientada a la comprensión del otro, el cuidado y la búsqueda del bienestar común partiendo del autoconocimiento y la autoestima.
 
En otro orden de ideas, Alejandro Velázquez rememora cómo ha sido el camino hacia la ciudadanización de los organismos electorales, así como la importancia que tiene el defender su autonomía y por lo tanto, nuestra democracia.
 
Miguel Peñaflor por su parte analiza las redes sociales como medios de información alternativos y el papel que han tenido en el debilitamiento del monopolio de la información, en la transparencia y en las nuevas interacciones sociales.
 
En la sección Otras Latitudes, el Diputado argentino Álvaro Martínez identifica cómo en el transcurso de este tiempo, las instituciones democráticas en su país han sufrido distintos atropellos, producto de un enamoramiento de la cuarentena bajo la falsa dicotomía de salud o economía, la cual, nos dice, solo le es funcional a los gobernantes adictos al poder. Escenario que es posible identificar no solo en la Argentina.
 
Finalmente Camilo Arenas de Colombia, presenta un análisis de la forma en la cual están trabajando los Parlamentos Hispanoamericanos en tiempos de Covid, momento histórico que plantea nuevos desafíos en el uso de las tecnologías en las democracias modernas.
 
En este décimo tomo de Humanismo y Sociedad, buscamos presentar ejemplos sobre la aportación que se está haciendo desde la sociedad civil organizada a los grandes temas en el México de hoy, así como los cambios y embates que las instituciones democráticas están sufriendo en estos tiempos en América Latina.
 
Esperamos que todas estas reflexiones contribuyan a la tan necesaria discusión pública y permitan revalorar la aportación de la ciudadanía, así como identificar aquellos conceptos, políticas públicas, posturas y toma de decisiones que ponen en peligro las instituciones de nuestra vida democrática, para poder encontrar puntos de encuentro, hoy más necesarios que nunca.


MENSAJE DEL PRESIDENTE | TOMO 10

PorJUAN FRANCISCO AGUILAR publicado 2020-09-04 En

Al momento de escribir este mensaje, hay más de 55,000 muertes por Covid en México. Día con día se actualizan los datos oficiales en la conferencia del Subsecretario López Gatell, los Secretarios de Salud de los Estados rinden su propio informe y Google tiene un contador que actualiza la información de manera permanente. Invariablemente, los datos son diferentes.
 
Desde los gobiernos de los Estados se ha manifestado que las cifras presentadas no corresponden con las que ellos reportan, identificándose un desfase de hasta tres semanas y un sub registro de casos y fallecimientos en todo el territorio nacional.
 
La cantidad de contagios, de personas hospitalizadas -por lo tanto de camas disponibles- y de muertes se han convertido en un recuento automatizado, presente en el discurso diario de gobierno y en el de los medios de comunicación.
 
El 10 de agosto, cuando había 53,003 mexicanos muertos, el Presidente en su conferencia criticó el conteo de personas fallecidas que hacen los medios de comunicación, en el que se señala el lugar mundial que llevamos en el número de decesos, en el que se ubica a nuestro país en este tema, para al final, decir que esto es muy lamentable (el conteo, no las muertes) y explica lo que a su parecer es la razón de las críticas: “no les gusta el cambio”.
 
Esta frase resume la postura que el gobierno ha tomado al momento de asumir responsabilidades por el fracaso en la estrategia de salud frente al Covid, frente al desabasto de medicamentos para niños y niñas con cáncer, frente a los años más violentos en la historia del país, en suma, frente a todo.
 
Esa postura indolente, que no asume responsabilidades, que no muestra capacidad de escucha y de toma de decisiones para cambiar el rumbo frente al fracaso, se ha convertido en un signo característico de este gobierno.
 
Esta incapacidad para corregir es una negligencia que día a día cobra vidas.  Lo que manifiestan al minimizar el conteo en el número de personas contagiadas y fallecidas, es que ven números, no nombres. Se les olvida que cada uno de los números que tanto les molesta que se sigan incrementando es un mexicano o mexicana, que son miles de familias en duelo.
 
Desde aquí envío mis condolencias a las familias de todos y todas aquellas personas que ya no están por esta terrible tragedia que estamos viviendo. Sirva también como modesto homenaje a las y los panistas a quienes extrañaremos. A las mujeres y hombres del país que se han ido en un corto tiempo por esta enfermedad. Recordamos sus nombres, son irremplazables.

#50milFamiliasdeLuto
 
#LutoNacional